![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgU2ehjj85cH1FxTNPYzKPM8Cy06vouwbVhabxUoOvz9sYBJKT4yJjPCtgmP54ItdPTKVF1WHQj9iCbOWel9MyMWgczqvohvs9eYZ0ggK9B2JXBWWOWM1kJjXpn_oND_G94OMDsx1sqVw/s320/Pajaros.jpg)
En nuestra sociedad occidental (y por ende, de tradición mágica-cristiana) es muy común que se le dé a la naturaleza una personalidad ontológica (frases como “la naturaleza es sabia” lo atestiguan), como si ella fuese una fuerza consciente y unificada. De ese modo, surgen también las soluciones mágicas, en las que la naturaleza se venga del hombre por sus maltratos. Esta película derriba este mito, mostrando a la naturaleza (encarnada en los pájaros) como una masa amorfa, incontrolable (es decir, fuera del alcance humana) y, sobre todo, irracional. Los pájaros, de Hitchcock nos recuerda que vivimos en el caos, en el mundo de lo desconocido e inexplicable y, seguramente por eso, posee una brutalidad que, ni los años ni los efectos especiales demodés pueden atenuar.
Me gusta el texto.
ResponderEliminarTenes que ver OPERA de Dario Argento, que tiene mil cosas robadas de Hitchcock, pero hay una escena con unos cuervos que es genial.