miércoles, 26 de agosto de 2009

Tierra y libertad

(Land and Freedom, K. Loach, 1995)

Películas como Land and Freedom me suelen poner en un embrollo teórico que nunca pude resolver, que no es más que el viejo ¿el arte debe ser revolucionario en cuanto a su temática o bien en cuanto a su organización como obra en sí? Es decir, ¿debe ser revolucionario puertas adentro o puertas afuera del cine? ¿Cuál es el cine revolucionario: aquel que va de la mano de un movimiento revolucionario social (como es el caso del film en cuestión) o aquel que plantea una revolución en cuanto al método de producción cinematográfica?
Seguramente, Adorno no gustaría mucho de este film, narratológicamente estrecho y unilateral que, según su desarrollo teórico, genera una ilusión de ordenamiento de la realidad que es infiel a la verdadera realidad: caótica, fragmentaria, irracional. Según él, el art engagé no es revolucionario sino plantea una subversión en las formas de observar una obra (y la realidad).
Teniendo esto en cuenta, de todos modos me cuesta mucho no considerar a Land and Freedom como un gran film. En primer lugar, por una cuestión casi sentimental: es muy raro observar films planteados desde una ideología marxista anti-stalinista, y que logre oponerse al estado de cosas occidental así como también al fascismo de izquierda; sin por eso caer en el lugar infantil pos moderno del fin de las ideologías. El principal mérito de Ken Loach es, a mi entender, sostener que el tema no es que la ideologías hayan muerto, sino que una de ellas ha vencido por sobre las otras. Por eso se destaca la escena de la asamblea en el pueblito aragonés liberado por el POUM de los franquistas: en ella se ven todas las posiciones que se suelen dar en un proceso revolucionario, y la dificultad que supone la continuación del mismo luego de que el enemigo común es vencido: ahí es cuando afloran los conflictos entre las clases sociales involucradas (los campesinos sin tierra, los pequeños productores, etc.). Al margen, creo que a los muchachos del PCR les haría bien ver esta película para que reconsideren su alineamiento con los “pequeños y medianos productores” del campo.
Volviendo al film, sostengo que, si bien no presenta una singular destreza en cuanto al lenguaje cinematográfico, ofrece una mirada no muy en boga de la Guerra Civil Española. Y en definitiva, de eso se trata el buen cine, de mirar diferente.

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